10 dic 2006

The Shoe Diaries



Si Carrie Bradshaw fuera zapato, definitivamente seríá un Manolo Blahnik. Memo dice que tengo un fetiche con los zapatos y seguramente es cierto. Cuando vi la película de Buñuel no recuerdo si el discreto encanto o ensayo de un crimen, vi una escena que se clavó en mi memoria. Es cuando los maniquies aventados en la bodega y despedazados tienen los pies rotos y tirados por ahi. El protagonista descubre su fetiche por los pies y los pies se convierten en un leit motif. Mi madre recuerda que mi abuelo, el padre de mi papá tenía una fijación con los pies. Cuando ella salia a lavar el patio en chanclas de plástico, el viejillo decrépito, aún a sus ochenta años observaba lascivamente las extremidades inferiores de la esposa de su hijo. "Si tuviera veinte años menos..." pensaba su retorcida mente.

Lo primero que le veo a una cita a ciegas o a una pareja son sus zapatos. Si algo recuerdo son los zapatos. Manuel tenía una especie de botas mineras cafés redondas. Lo curioso de ellas es que tenían un tacón como de plataforma y parecian tamaño petit reducidas. Lo chisroso en realidad era el tamaño porque eran toscas, feas, no se veían finas, sin embargo tenian un cierto encanto que se descubría en su pequeñez, como los 15 cm de Bukowski.


La primera vez que vi a Daniel traia unas botas tipo CAT, de color beige amarilloso mostaza. No feas, pero tampoco bonitas. No finas pero tampoco corrientes. Usadas quizá. Después conocí sus zapatos de trabajo. Tipicos mocasines de oficina. Y otros botines con costura evidente. No estaban mal pero no me gustaban. Lo más curioso era la extraña obsesión de querer comprarle unos nuevos. Pero como decirle a alguien que sus zapatos te parecen horrendos. Creo que criticar los zapatos de alguien es como criticar una parte demasiado profunda e íntima. Pero verle los zapatos a la gente te hace saber quienes son.



Mis zapatos nunca son iguales a los de otros. O eso intentan. Pero el problema no son los zapatos en si. Porque pueden ser carísimos o estar increíblemente bonitos. O espantosamente feos. A mi lo que me importa de los zapatos es lo que dicen de la persona. Y no estoy hablando de si estan sucios o si son tenis o parecen informales. Si eso va con la persona está bien, es más que mejor. Estos son los zapatos que me gustan. Son diferentes. Tienen un diseño especial. Cada par es diferente del otro incluso. I like shoes, cause i like to walk. Cause i know the best way to walk: MINE. http://www.camper.com/web/en/tws_12.asp?initArea=walkingcontest

Mis zapatos pueden ser como los de los demás pero la forma de usarlos no. La manera de combinarlos, el estilo tampoco. Pero mas allá de eso no se trata del zapato sino de lo que haces con él. http://www.converse.com/

Pero la crónica de los zapatos continúa con la historia de Nicolás. I didn't like his shoes. But he is everything i ever wanted. Just for one thing i dont'like him. I don't like his shoes. But he is perfect. He is cute, he has a nice family, he understands my job, he could be my partner. He is smart. Sensitive. He is all that i could expect for a guy. Just for one petit, little very small and almost insignificant issue: i don't like his footwear. Should i try?