27 may 2007

Bitacora de viaje


(el primer dia)


Llegué a la Habana a las 11:30 del 26 de Mayo de 2007. La palabra aclimatarse
tomó sentido en cuanto me detuve a esperar el equipaje. Empecé a sentir un bochorno
húmedo y la sudadera se me pegaba al cuerpo. Tampoco podía respirar muy bien y la maleta
no salía.Despues de pasar la aduana un señor alto y moreno, con barba larga y mirada triste
pero constante me saluda y me llama por mi nombre. Creo que la playera que traìa me
delato, una converse negra con letras blancas estampadas al pecho con el texto que
decía Mexico.

El señor me recordó mucho a Fidel y me subió a un taxi. El chofer no era de muchas palabras
aunque bien parecido. No dio muchos detalles de la vida en cuba y sólo se limitó a hacer
su trabajo ni esperar mas a cambio. Para este momento creo que el miedo y las dudas se habian disipado.

Al llegar a San Antonio de los Baños, crucé la caseta de la EICTV me atendio Nancy, una chica cubana. Me dio las llaves de mi departamento y me informó que compartiríamos con 5 personas mas la habitación: un matrimonio y tres hombres. Sali de inmediato y
me fui al comedor. La gente se veia interesante pero en realidad nadie me habló ni me saludó.
Después crei que sería por la playera que evidenciaba mi lugar de origen y en automatico levantó una barrera entre quienes pudieran iniciar conversación con la pregunta típica: ¿de dónde eres?

Comi arroz con mariscos, algo parecido a la paella y una sopa que se parecia a un gazpacho.
Es la comida criolla (que le llaman). Despues regresé a mi habitación porque a las 3 de la tarde saldría una guagua para La ciudad de la Habana. Eran 2:45 y ya habían llegado dos
compañeros mexicanos más. El primero en llegar, Daniel ya conocía la Habana, pero
curiosamente no nos cruzamos en el camino hasta la media noche. En cambio, Max, un
uruguayo radicado en México llegó justo cuando yo me estaba preparando para conocer
Ciudad Habana. Era su primera vez aquí igual que la mía, así que las referencias
y la búsqueda eran muy parecidas.

El trabaja en publicidad igual que yo y de pronto la gente en común comenzó a relacionarnos:
los lugares, las fiestas. Tiene 32 años y asi fue como nos hicimos amigos de viaje. Cuando llegamos a la ciudad, la guagua nos dejó en el jardín Coppelia. Ahí hicimos lo primero que nos dijeron que teníamos que hacer en Habana, comer un helado en aquella plaza. Pedí uno de fresa bombón que es fresa con chocolate, el pidió vainilla.

Caminamos por la calle y llegamos a un hotel, compramos mapas de la ciudad, pasamos por
fuera del Melia y despues caminamos al malecon. Ahi tomamos varias fotos y nos mojamos
sobre la acera. Igual que en la pelicula de yuliet, los niños se patinaban descalzos porque
el pavimento esta lleno de algas verdes que permiten deslizarse cual surf. Las fachadas de las casas estan carcomidas por la sal del mar y aunque la pobreza es evidente es un lugar maravilloso.
Se puede ver una fortaleza y la construcción del malecon tiene aproximadamente un siglo. Yo caminaba con Max y platicabamos, la gente se nos acercaba y pedían dulces o jabones y vendian cacahuates rancios.
A todos les dabamos cosas y nos empapamos con las olas. Después llegamos a la avenida
del Prado o paseo del Prado que es algo así como Reforma. Un camellon de marmol y los niños jugando futbol, artistas vendiendo sus oleos y gente paseando.

Max es alto, delgado, guero y ojiazul. Dificilmente adivinaban de donde eramos. Yo para
entonces ya no tenía la playera que decía mexico pero nos gritaban España o Argentina. Por
eso digo que no pude encontrar mejor pareja de viaje. Unas niñas en el malecón nos enseñaban la mitad de una palomita de maiz y la movian en redondo. Algo dijeron con una evidente connotación sexual que sonrojó a Max, pero yo no entendí. Había dos hombres abrazados, pero no se besaban.
Varios chicos me cerraban el ojo, no se si mi compañero se habrá dado cuenta
pero en algún momento fue demasiado evidente.

Después llegamos al capitolio pero ya estaba cerrado. Dentro hay alguna especie de archivo de la nación pero no funciona como nada mas que museo. Ahi nos detuvimos en una cafeteria y bebimos un expresso cubano y una cerveza bucanero. Lázaro fue un amble mesero, evidentemente homosexual, que nos atendió. Pero el no trabajaba ahí simplemente se tomaba una cerveza. Quizá esperaba algo a cambio por su platica o quizá no, pero nos contó muchas cosas sobre cuba, sobre la gente y resulto una persona muy amable con su cabello rubio decolorado. Desenvolvimiento fue la palabra
que Lázaro nos compartió. Se dice al chocar las copas mientras se brindas y es algo así como salud.
Me encantó, era lo que había que hacer: desenvolvimiento.

Despues caminamos hacia el parque central y nos despedimos de Lázaro. Un equipo de fútbol había tornado una pequeña discución que vimos comenzar una hora atrás en una gritadera y rencinlla que podría parecer descomunal. Pero en cuba no hay violencia fìsica ni armas de fuego.
Quizá clandestinas sí peo en general no hay violencia y la gente en las calels vive muy libre. Su problema es el sueldo tan bajo y el no poder salir de el país. Pero el cubano no sabe hacer las cosas en silencio, pero igual tiene conocimientos de marketing y de cinematografía mundial.

Si el cubano sufre grita y si goza, grita. En México quizá seamos más reprimidos y ahogamos
el llanto con canciones rancheras, silenciamos los gemidos del sexo con almohadas y cuando se sufre no se llora. Porque somos machos y los machos no se rajan.
Los cubanos han sufrido y se les ve en la mirada. Unos ojos profundos que sientes como
llegan hasta el centro de tu corazon. No es una mirada de odio ni de reclamo. Ni de culpa
ni de soledad. Es una mirada de honestidad, de dureza, de amor, de dolor, de vida, de Cuba.
Cuando ellos te miran se siente en el centro de la cabeza y en el centro del corazón.

Nos sentamos a mirar el mapa y jutno a nosotros Pablo y Belma. Pablo me hizo la platica y
en tres segundos terminamos hablando de francois Trauffaut y el cine frances, de Ozon y de Almodovar, luego fuimos a García Marquez y los cuentos peregrinos. PAsamos por un amigo suyo trabajando en la ibero y nos reimos de lo pequeño del mundo cuando le dije que yo tambien daba clases ahi.
Despues nos confeso que es amigo de Francisco Gattorno y que su mama le decia Popi de chiquito.
Max trabaja en television y tambien conocia a uno que otro cuabano que este amigo nos
contaba.

En el malecon vimos caminar a Joaquin Sabina con su esposa e hijo. Es tan igual a como lo ves en fotos, tan igual a su musica.


Supongo que esta parte de la ciudad es màs
parecida a las capitales norteamericanas pero junto a la habana vieja la mezcla
sucede con el barrio chino, la arquitectura española de la colonia, uno que otro
edificio arabesco y el barrio chino.


El desenvolvimiento llego con Pablo y Belma. Nos llevaron a Las Columnas, un restaurant
en un barrio bajo de la Habana. Nuestra `paranoia chilanga, de pronto nos recordaba que debiamos tener cuidado pero cada uno abria su corazón y sus manos con cada paso. Compartimos una primera noche llena de mojitos, nos mojamos como dicen. Tomamos cerveza, bailamos regueton y hasta recibi clases de salsa. Belma se parece a Carole. Tiene 32 años y un hijo de 4. Le tome fotos y me dijo que quiere conocerla, porque le platique de ella. Fue muy curiosa la conexión, tanto que incluso me presentó a su amigo Chi Chi. Una loca. De raza negra, camisa de manga
larga, jeans apretados y cabello muy oscuro. Tuve que invitarle una cerveza y ha sido una cosa divertidisima.
Belma nos pregunto que qué tipo de mujeres nos gustaban, Max contestó que las morenas y
a mi no me quedó mas remedio que decir "a mi me gustan los gueros".

Tras carcajadas, la Habana se abrio y yo me abri a la Habana. Conocer cuba es conocer a su gente y que la gente te conozca. Belma nos ha invitado a una reunion Yoruba, su religion. Nos dejo llevar camaras porque como somos gente de "cine" tenemos que grabar y conocer lo que
es. El miercoles tenemos que estar ahi, en una ceremonia del tambor (que le llaman).

Besos