un e-mail.
Por cada beso, una bofetada. Por cada mirada un sueño nuevo. Por cada canción una promesa. Por cada vez que te pienso una interrogación. Por cada llamada perdida tienes un e-mail con respuestas concisas, pero disfrazadas, superfluas. Por cada vez que te quiero recordar que eres libre vuelves a tu aparador. A tu pesera cristalina dentro del desierto autonomo, creado por tu mente. Con calor. Y afuera como si estuvieras en aparador vives dentro de mi habitación. Escondido en tu propia pesera como un alacrán que necesita vivir hipnotizado en el azul. Que siente la mirada del otro pero. Por cada vez que no respondes me vuelvo esclava del telefono. así vivo yo. Enviandote mensajes de amor como siempre sin contestación.
por cada llamada perdida recibo un e-mail con explicaciones. ¿No podrás usar tu teléfono?
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Hace 9 años.