aunque las dudas se disipan, sigue siendo raro entenderlo y es poco claro. su disfraz revela más que su propia desnudez. ayer tomamos un cafe y cenamos. platicamos de todo y de nada. supe mucho y supe muy poco. quedó la esperanza certera que hablaba de su verdad. pero el tiempo pasa despacio. como en la eternidad. sin sentir que pasan los años. sin presionar. esperando a que algo viniera de él. porque ya le dije todo de mi. llevo tiempo mostrandole el mapa para llegar a mi corazon. entonces ahora, no es momento para hablar.
y dejé de hablar. porque entonces el que se podía perder en un mapa ajeno era yo. y lo presioné. porque le tocaba hablar. le tocaba decir. le tocaba aportar. le tocaba dejar claras las cosas. y cuando la cena llegó, cerraron. y trajeron la cuenta y nos fuimos. y no habíamos dicho nada aunque habiamos hablado mucho. entonces se subio a mi auto para llevarlo un par de metros adelante y entonces e inevitablemente tuvo que hablar. porque él sabía que le tocaba hacerlo. logré que hablara. pero me cuesta trabajo quedarme callado. no necesita hablar para que yo lo conozca, solo necesita hablar para que él se de cuenta que lo estoy conociendo. aun cuando no necesito conocer mucho. conozco lo necesario, lo suficiente, lo preciso para este momento.
me reclamó porqué le hacía caras. me advirtió no ser tan abierto. me acaricio el cabello recien cortado. se sorprendió de mi cambio de look. de balagardo a millonario. me quería besar. pero cuando a alguien le has enseñado el camino perfecto para llegar al centro de tu corazón, quizá no es la mejor idea darle el camino abierto. tendrá que superar obstáculos. y yo también porque entre sus advertencias casi parecía que me iba a confesar su heterosexualidad.
Pero hay un punto en el que ya no se necesita decir nada porque todo es como es y las cosas no acaban ni empiezan como uno quisiera o como uno esperaria. suceden como deben suceder.
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Hace 9 años.
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