28 jul 2007

El viaje

Viajar es salir de ti, salir de lo que tú eres para poder regresar enriquecido. Saber viajar es saber llegar a una cierta circunstancia.

Lázaro era mesero. Pablo era un fanático del cine. Belma, económica, mesera, madre, viuda, yoruba. La única manera de conocer otros lugares es conocer a las personas. Conectarte con la gente que diario pisa esas tierras. Tamara que lloraba el abandono de su novio, quien se iba del país para no volver. Belma que no le lloraba más a su esposo.

Cuando tenía 21 viajé. Muy lejos. Fue un viaje del que nunca he escrito y he hablado poco. Creo que ese viaje fue un poco erroneo. No por haberlo hecho, sino porque no supe llegar. No sabía a donde iba. Quizá fue un viaje impuesto, obligado.

Ese viaje me llevo a varios lugares. Regresé a la prepa, con mis amigos. Los quería y se manifestaban en ese momento no se porqué razón. No se que buscaban que querían de mi o que les debía. Habia una voz desde mi que me hablaba mal. Con odio, rencor, era una voz fuerte que me sacaba de mi. Que me recordaba todo lo malo que tenía dentro. Todo el daño que me había hecho. Todos los errores cometidos. Todas las culpas, todos los miedos. En media hora. Habia unas ganas de morir, pero tambien un terrible miedo a la entrega final. Habia un deseo inconsciente por asfixiarme y un deseo consciente por respirar. Un pleito interno entre dos viajeros. Creo que despues de un viaje asi de intenso ningun otro viaje será malo. Porque cada viaje te lleva a un lugar nuevo. Te entrega mas fuerza, nuevos poderes. Te despierta. Hoy creo que ya he conocido otros lugares, tantos. Que es entonces que debemos seguir caminando. Como gitanos, sin arraigos y en carretas. La vida tiene la mision de darnos todo lo necesario para sobrevivir aqui y en china. Aqui y en cuba. Aqui y en india. En bombay en sidney en andorra en las islas galapagos.

El viaje a ninguna parte empieza antes de decidir a donde vamos.

La isla es un viaje, es un motivo, una reunion, un reencuentro. viaje aqui

Creo que soy yo ese del que hablas

Nunca me costó trabajo pensarlo, nunca es tarde para decirlo: Creo que soy yo ese de quien hablas. Ese del que no recuerdas el nombre cuando lo penetras en medio de una noche solitaria. En esa ciudad abandonada por el amor. Soy ese que no es tu pareja formal. Ese que aparece en páginas ocultas, bizarras, clandestinas. Ese que aparece en medio de tu oficina a deshoras. Cuando brota calor entre tus piernas. Ese a quien no llamas para despedirte cuando te vas a vivir a Durhëim, por tres años. Ese que te piensa y no te llora. Ese que te visita en tu fiesta de despedida para recibir una bofetada con la frase: no tienes que dar explicaciones.

Noticias desde el infierno: sí tengo que darlas. Al menos para mi. Para entenderte en mi vida. Para entender que te vas y que mas bien nunca has estado en ella. Para entender que tus besos son de otro en la cama.

Escena 5: Ernesto toma la videograbadora, está desnudo mientras toca su miembro erecto con la mano derecha. Tu estas encima de mi, sobre la cama, ambos desnudos igual. Ernesto nos observa. Yo lo miro desde lejos y no encuentro el sentido de tu postura ni el de la situacion. El cuerpo me duele, no puedo relajarme, no afloja, no entrego. Lo miro a él para demostrarle que aunque sea un testigo voyerista, yo te tengo dentro. Y el espejo enfrente refleja la miseria de tu relación. Difusa imagen loveless. Si se ha de tardar que tarde. Pero que se quede para siempre.

Escena 6: Soy el corazón herido de Pedro. Perdon por llevarte a KFC en lo que sería una segunda cita romántica. Lo doloroso de rechazar es ser empático. Que patético debio ser para ti escucharme hablar sobre mis problemas en la oficina. Y mas triste ir a un funeral despues.