Este tren casi me atropella. De no ser porque voy arriba, conduciéndolo. No sólo soy el tren, soy el camino.
Ya es costumbre y el viernes salí muy tarde de la oficina, again and again. El anhelado Luis también seguía trabajando. Así que poco a poco el anhelado Luis se aleja y ni siquiera nos hemos besado. Ya no está siendo tan anhelado. Fuckin' twist of fate. No por su chamba sino porque no está tan disponible. No le sobra el tiempo. Se me fue el tren? Llegué tarde? El tren había partido cuando llegué a los andenes? Se atrasó y no sabemos cuando llegará?
En la tarde me dediqué a ver lost. Lost. LOST. Creo que somos fans de esa serie porque es más allá de una ficción. Y no necesitamos estar en una isla en medio de la nada para estar perdidos. El accidente del avión puede suceder en cualquier lugar y en cualquier hora. We are an accident, waiting to happen. Aunque tiré el mapa hace tiempo creo que hoy la brújula no funciona. Pero al estar perdidos, de cierta manera nos volvemos fugitivos de lo que se queda atrás. Y lo interesante de ir como trenes sin parar es que entonces los demás deben comprar boletos para subirse. Y entonces cada quien deja de hacer concesiones. Me debo detener para que te subas, pero para entonces ya has pagado el precio.
Y las concesiones no existen porque las vías se encuentran. Suben. Bajan. Esperan. Se desvían. Hay trenes que van de ida y otros vienen de vuelta. Otros van en círculos y otros más están abandonados cerca de un precipicio. Viejos y sin funcionar. Otros trenes no se detienen y van a la misma velocidad que otros, por vías paralelas. Van parejos. En el mejor de los casos han puesto un disco eterno. Se han movido tornasol. En el peor de los casos su paralelismo nunca se encuentra. Y en un escenario no tan deprimente alguno optó por subirse al tren del otro. El precio del boleto, las condiciones sin concesiones.
El sábado rosa, al parecer todos íbamos perdidos. Perdidas. Así que los trenes decidieron colapsar entre sí. Colapsaron edades, cuerpos, colores, gustos (todo afuera de un oxxo). Descubrí que el amor es rosa pero la distancia es azul. Y descubrí que la peor forma de perdernos es poniéndonos los nombres que nos definen. No, el amor no es rosa. O a lo mejor sí, que se yo si no estoy enamorado. Sí, la fiesta era pop, pero al parecer hubo un ligue interesante y unos besos enganchados. Y estuvo divertida finalmente.
El caso es que ya no importa, porque cada quien va en su tren. y unos se suben cuando quieren y otros se bajan cuando ya no pueden continuar. Este es mi tren. No tiene destino pero sabe a donde va. Es un tren fugitivo pero a veces es rosa. Y siempre es uno con el sol.
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Hace 9 años.
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